Yo tampoco sabía lo que era una clave pública (la importancia de la seguridad en Internet)

Vale, probablemente tú y yo no nos jugamos mucho. Nuestro historial está limpio, el uso que hacemos de Internet y los Social Media es sano, sólo compramos online en webs seguras  y no manejamos contenido ni documentos de alta confidencialidad. Asi que si te hablo de que tengas una clave pública o de cifrar un correo… probablemente pienses que he visto demasiadas películas de espías americanas o capítulos de Person of interest. Ajá. Exactamente eso mismo pensé yo de Marta Peirano al leer el título de su libro: “El pequeño libro rojo del activista en la red” (Rocaeditorial).

Activismo, rojo, red, protección de comunicaciones, dispersión de células de datos… Hum: esto es para hackers y no para alguien que huye del HTML todo lo que puede (gracias Jimdo por ponérnoslo tan fácil), ni para quien – y pese a las de vez en cuando discusiones (constructivas) que me genera el tema- defiende a capa y espada esta era tecnológica (Big Data incluído), pues creo -y sigo creyendo- que las ventajas suplen los inconvenientes de nuestra exposición. Soy plenamente consciente de que dejo cada día parte de mi intimidad en la red, y de que ésta registra cada uno de mis movimientos para ir afinando su conocimiento de mí, con los usos comerciales pertinentes de la obtención de dicha información. Para saber esto no hace falta ser del Mossad (¿saltará esta palabra en su sistema de seguridad? 😉 ), basta con que te “asalte” a diario durante tu navegación el último producto/marca que estuviste cotilleando.  Pero, en mi balanza personal, Internet me ha facilitado tanto la vida, me ha regalado tantas cosas positivas, me ha permitido llegar a cosas, lugares y personas tan increíbles, que ésta se inclina claramente a su favor.

 

Ahora bien, lo cortés no quita lo valiente, que dice el refrán. Y  como la curiosidad mató al gato y el saber no ocupa lugar (o es poder, depende de cómo prefieras enfocarlo)… leí.
Empecemos  a lo grande:

– “Todo correo enviado sin cifrar a través de la red acaba en todas las agencias de inteligencia del planeta”, Edward Snowden.

– Las “cartas de seguridad nacional” (National Security Letter o NSL) es una orden de registro que reciben los proveedores de servicios -las compañías de teléfonos o los servidores de red- para que faciliten los datos del usuario.

– Todas las comunicaciones electrónicas son susceptibles de recibir una sin que sea necesaria la intervención de un juez, y la proveedora tiene prohibido advertir a su cliente.

– El móvil no es sólo un dispositivo que registra las conversaciones, sino que funciona como localizador (incluso cuando todos los sistemas de localización y el propio teléfono están desactivados).

 

Y esto es sólo la punta del iceberg. Peirano explica al detalle en la primera parte de su libro, quién controla la Red, los complejos entramados de cableado submarino, todo sobre los Data Center, los sonados casos de Edward Snowden o el cineasta Sean McAllister… Vamos, que no sólo estamos controlados para fines comerciales, sino de cualquier otra índole. Por ello, esta talentsolucionadora nos propone en la segunda parte que protejamos nuestras informaciones.

Nota: El libro me parece un excelente manual de prevención y uso sobre todo para corresponsales de guerra y periodistas de investigación.

DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES (EN CUESTIÓN DE SEGURIDAD)

Según un Informe de Microsoft (Microsoft Computing Safety Index) sobre el uso que hacemos hombres y mujeres de la seguridad en nuestros móbiles, que es desee donde hoy en día usamos todo de Internet, los hombres aventajan a las mujeres -lo hacen mejor- porque:

El 35% por ciento utiliza un PIN o una contraseña para bloquear su dispositivo móvil en comparación con el 33% de las mujeres.

-También el 35% asegura sus redes inalámbricas frente al 32% de las mujeres.

Sin embargo, los hombres reciben más correos electrónicos de desconocidos pidiendo información personal (70% contra 65%), más popups antivirus canallas (66% contra 58%), y más experiencias de suplantación en línea (31% contra 26%) .

 

Para Ruano, hay tres maneras de proteger un mensaje:

1. No enviándolo (sería un secreto)

2. Convertir el mensaje en algo ilegible (criptografía).

3. Camuflar el mensaje, haciéndolo desaparecer dentro de otro mensaje (estenogafría)

En Internet, parece ser sólo es efectiva la criptogafría.

 

“La contraseña es el único obstáculo que se interpone entre nuestra intimidad, nuestras comunicaciones, nuestro dinero y nuestros sistemas de seguridad y el resto del mundo. Y sin embargo, las empresas de seguridad publican cada año informes que dicen que el 98% de la gente sigue utilizando 1234, admin o admin123. Es absurdo, pero invertimos más tiempo en elegir el color de las cortinas del baño que en proteger las cosas que más nos importan…”, explica. Y continúa: “si tu contraseña es la combinación del nombre de tus hijos, la fecha de nacimiento de tu madre o el pueblo al que fuiste de luna de miel, necesitas cambiar de estrategia”.

 

¿CÓMO PROTEGER TU IDENTIDAD?

1. Aprende a hacer contraseñas seguras: “el impulso autodestructivo que nos lleva a elegir contraseñas fáciles es que queremos recordarlas luego (…)”. Los expertos recomiendan usar uno de los muchos generadores de contraseñas que hay disponibles en la Red y probar hasta dar con una cifra que nos resulte fácil recordarla (¡y que no tenga nada que ver con datos reales de nuestra vida!).

2. Memoriza contraseñas seguras: Si no eres capaz de acordarte de los números, la autora recomienda usar una frase que conozcamos bien y modificarla, sustituyendo algunas letras por los números. Eso sí, prohibido usar frases fáciles de destripar por un cracker (el hacker que se dedica a “levantar” contraseñas). O sea, la frase no puede salir en Google (pasando de canciones, de refranes, etc.).

3. Usa contraseñas distintas para cada cosa: prohibido tener la misma para Twitter, que para Facebook, que para Instagram… Sería como tener una única llave para la casa, el coche, el buzón… Por cierto, importante: según Ruano, si tuviste cuenta en Flickr, MySpace o Second Life, tu contraseña ha sido comprada y vendida muchas veces. ¡Glups! Y propone tener un llavero o Keychain (como Keepass) que guarda todas las contraseñas bajo una maestra, en una web remota a nuestro ordenador.

4. Cambia de contraseña con frecuencia.

5. No compartas tus contraseñas: “una contraseña que conoce otra persona es una contraseña muerta. Hay que saber dejarla”.

Por supuesto, en su libro encuentras ayuda para protegerlo todo: te enseña a encriptar tus correos (por cierto que hay aplicaciones gratuitas para ello. ¡Bien!, nada de HTML), cómo hacer una navegación segura, la manera de tomar medidas si te conectas desde wi-fi, qué es una clave pública y muchísimo más.
Lo dicho, el saber no ocupa lugar, o es poder… frente al poder.

Que tengáis un safe day.

Sígueme

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies ACEPTAR

Aviso de cookies

Pin It on Pinterest

Share This