Planteo la pregunta en inglés por una sencilla razón: este idioma tiene el don de escatimar caracteres (“con lo fácil que es titular en inglés…” que diría un periodista) lo que, a los que ya por defecto pensamos en cómo hacer de lo “macro” algo compartible en “micro”, pues nos viene muy bien. La traducción sería algo así como: “Perdona, ¿he compartido demasiado sobre mí mismo?”. Creo que es una gran pregunta 2.0. Como a veces nos cuesta ver nuestra propia viga, pensemos un momento en la paja ajena; seguro que te vienen a la mente unos cuantos casos de personas que sufren el síndrome del TMI (Too Much Information).
Revelar demasiada información personal, con demasiados detalles, sigue siendo el mal nuestro de cada día en las redes sociales. Yo, mi, me, conmigo. Yo, mi, me, conmihijoreciennacido. Yo, mi, me, conmiparejadevacaciones. Yo, mi, me, comiendounplatodealgo. Yo, mi me, conloqueseasepuedasubir….
Me llama la atención que todavía siga siendo así, con la de años que, por ejemplo, llevamos los españoles siendo usuarios de Facebook (red que más adolece de esto). Es como si no hubiéramos crecido o evolucionado en su uso tanto como podríamos. Dar un paseo el fin de semana por Face sigue traduciéndose en exceso de conocimientos sobre cosas íntimas de otros que, en verdad, no necesitamos -e incluso nos incomoda- saber. Confieso que yo también he pecado, sobre todo al principio, cuando descubrí la red. Y sigo pecando puntualmente. Y confieso también que me sigue encantando ver la carita de ese bebé recién nacido de ese amigo al que no puedo achuchar por una cuestión de “geolocalización”. Me encanta verle… una vez. Quizá dos. ¿Tres? Y hasta ahí puedo leer. Su proceso de crecimiento, centímetro a centímetro, me parece que debiera quedar en la intimidad de la familia. Seamos sinceros, los que verdaderamente “babean” con la criatura (y cuando digo criatura me refiero también a “momentos” perros, mascotas varias, amigos de amigos, fiestas, comidas/cenas/desayunos, viajes, selfies…) son los padres (autores de la foto) y personas directamente implicadas.
El resto de la comunidad probablemente (y digo probablemente porque a saber en qué parte de las estadísticas estaría yo, y porque en verdad cada uno es muy libre de hacer lo que le venga en gana) preferiría no sentirse “obligado” a pulsar Like de nuevo, o considerarían más apropiado estar al día de ese montón de cosas interesantes que seguro ese amigo tiene para compartir. Asuntos relacionados con el trabajo, hobbies, informaciones de interés general… Cosas que puedan ser de utilidad para el resto. Usar las redes sociales como espejo, o intento de reflejo de vida 1.0, cansa si no se comparten también cosas pensando en los demás. En aportar valor. A falta de informe con datos, recomendación de libro o un buen TED (cada uno con sus rarezas) sirve una canción que anime el día, una de esas frases inspiradoras e incluso un vídeo gracioso (mejor con moderación también).
Utilizar las redes como un álbum familiar, pienso, tiene demasiados riesgos; entre otros el de cansar a los demás. ¿Por qué nos obsesionamos con hacerlo todo público? Existiendo los álbum de Google + para compartir fotos, o las propias opciones que da Facebook para crear grupos privados, no tiene sentido no acotar a quién y con quién queremos compartir según que cosas.
¿PARA QUÉ COMPARTIMOS EN LAS REDES SOCIALES?
Es interesante leer los motivos por los que compartimos, para analizar si nos hemos desviado del camino sin querer y corregir rumbo, o comprobar si estamos consiguiendo lo que de verdad deseamos. Estos motivos son cinco, según un estudio talentsolucionador (se puede descargar en pdf y leerlo al completo) realizado por The New York Times Customer Insight Group.
1. Para aportar contenido valioso y/o entretenido
El 94% de los internautas de la muestra piensan con detenimiento en qué medida la información que comparten resultará de utilidad para sus destinatarios. Y casi la mitad de ellos (un 49%) declaran que compartir les permite informar a los demás de los productos que les interesan y, potencialmente, cambiar las opiniones de otros o alentarles a realizar una acción.
2. Para definirnos ante los demás
El 68% de los usuarios comparte para que los que le leen se hagan una idea más completa de quiénes son y qué les importa.
3. Para aumentar y nutrir las relaciones
La mayoría comparte información online porque les permite mantenerse en contacto con personas con la que no tienen otro modo de hacerlo (un 78%) o porque les ayuda a conectarse con otras personas que comparten sus intereses (un 73%).
4. Para lograr una realización personal
El 69% de los internautas comparten información porque así se sienten más involucrados con lo que ocurre a su alrededor.
5. Para difundir mensajes en torno a marcas o causas
Así comparte el 84%, como una manera de apoyar causas o cuestiones que les preocupan.
Cómo es la vida sin Social Media
No puedo decir que el vídeo que comparto con vosotros más abajo me guste especialmente (muchos ya lo conoceréis). Es más, creo que sin el Social Media ya no tiene sentido vivir (si quieres tener la vida que deseas, lo cual está ligado lógicamente a lo profesional). Pero… aunque exageradísimo y rozando el ridículo, está bien verlo porque precisamente lo radical de las situaciones que muestra sacude el intelecto. Y en el fondo, el mensaje que manda es “no te pierdas la vida real”. Y, añado yo, comparte lo que de verdad te importa de tu vida personal, con quien a de verdad le importa, que generalmente es con quien lo estás viviendo. Lo ideal sería que hubieran hecho un vídeo en el que ambas partes, lo real y lo virtual, se integrasen de un modo orgánico y armónico… Que es lo que pasa en las vidas de quienes practican el término medio.
Creo que todo lo que pertenece al ámbito personal está bien que sea compartido. Somos humanos, qué demonios. Y además las redes están para eso: para acercarnos, para que nos contemos cosas, para que nos divirtamos, para que nos alegremos (de las cosas buenas que le pasan a los demás), para que nos emocionemos… Pero contar demasiado, sobreexponerse, repetirse, es contraproducente. La multa a pagar es que te consideren un pesado. Y como probablemente nadie te lo diga a la librocara, acabarás oculto, silenciado, bloqueado o borrado. Destino cruel. Y qué paz mental para los demás.
Por eso, de vez en cuando, no está mal que nos preguntemos Have I overshared? y que pidamos sorry por si acaso.
Mis disculpas por mis picos de TMI.
I #Likelifeon&off