Generación Zeta. Yo, cuando sea mayor, quiero ser como ellos.

GeneraZión: lo que podría ser un más o menos ingenioso juego de palabras para alguien de la generación baby boom o de la X, para una persona de la Milénica y de la Z sería, sencillamente, una efectiva manera de ahorrar tiempo y espacio digital. Un término dos en uno, de lectura rápida, un juego intelectual instantáneo y no premeditado. Para qué poner como título “La Generación Z” cuando podemos (sin permiso de la Academia, eso sí) “deconstruir” y reconstruir el lenguaje de tal manera que nos sigamos entendiendo pero además sin gastar excesivo tiempo en la elaboración de esa frase, ese chat, email, tuit o WhatsApp.

 

Para qué distraerse de más, cuando tienen a la vez un montón de canales abiertos, que esperan también una lectura/respuesta rápida e instantánea. Para qué molestarse en escribir “te echo de menos”, “me alegra mucho” o “me toca las narices” si tengo a mi disposición un simpático emoji que te va a hacer llegar mi sonrisa o mi beso o mi cara de cabreo. Ya lo sabemos: una de las principales características de los integrantes de la Generación Z (chic@s nacidos a partir de 1994) es que son auténticos adictos a la comunicación emoji vs palabra.

Si ha sonado a critica, no lo es.

Creo que la aparición de las caritas (stickers) de todo tipo ha supuesto una transformación importantísima en la sociedad (digitalizada) para convertirnos en mejores personas. Y lo digo muy en serio. Hasta la llegada de las sonrisas, así como las lágrimas y demás caritas expresivas, la comunicación de emociones brillaba por su ausencia.

 

Ahora -la mayoría de los adultos al igual que los más jóvenes- expresamos lo que sentimos sin pudor, pública y abiertamente, porque nos sentimos protegidos por ese emoji universal, que usan millones de personas al igual que nosotros; hemos perdido la vergüenza a transmitir las emociones, en parte porque un icono (una imagen) nos lo pone más fácil que el tener que usar las palabras. Así que sí, defiendo el uso y abuso del emoji porque curiosamente nos hace más humanos.

Las conversaciones que mantengo con los más pequeños de la familia (alrededor de 10 años) vía Smartphone están exclusivamente basadas en envío de stickers. ¡Solo imágenes! Y alguna que otra mini frase de por medio. Alucino con la inteligencia de estos niños en la selección del sticker de un modo preciso y adecuado (aplicaciones como Line tienen miles de opciones de pegatinas) y de la rapidez para seguir la conversación. Para mi es una comunicación muy inteligente. Y por supuesto divertida además de, como decía antes, también emotiva. Es, sencillamente, otro nuevo tipo de lenguaje que aparece como consecuencia del nacimiento de otras nuevas formas de comunicación más rápidas y visuales, engamadas en las redes sociales. Sus cabecitas piensan en 4D y este tipo de lenguaje les va como anillo al dedo. Y a mí, que nací a finales de la generación X, cuando “converso” con ellos me obligan a ponerme las pilas para igualarles en velocidad y sensatez en la respuesta conceptual.

Necesitamos enterderles y mejorar los procesos para que también  nos entiendan. Mejorar nuestra capacidad de comunicación con ellos, para que fluya -sobre todo en entorno laborales- la convivencia generacional. Recordemos que por primera vez en la historia del trabajo hay 4 generaciones que trabajan juntas (Baby Boomers + X + Milénicos +Zetas)…. algo que está suponiendo ya un problema a más de la mitad de directivos de RRHH de grandes compañías, como asegura un estudio del Boston College. En España, sucede lo mismo, y es un área más -el de la diversidad, como saben bien los compañeros de Invisible Talent– que hay que tener en cuenta y trabajar cuando la compañía inicia o mejora el proceso de Transformación Digital y Cultural.

 

Así son

Aún siendo consciente del peligro de generalizar, los rasgos que definen a las personas de esta generación son las que vemos en la imagen de la derecha: tecnológicos, impacientes, realistas, creativos, abiertos, emprendedores, generadores de contenidos, proactivos, individualistas pero a la vez con conciencia social… Según un estudio sobre mercado laboral Workmonitor realizado por Randstad en 32 países, el 65% de los Z podría dar lecciones de tecnología a sus compañeros de más edad.
Qué bien tenerles cerca.

 

Mente multicapaz

He escogido este tema (mi artículo forma parte de este trabajo de cocreación auspiciado por Juan José Delgado) dentro del enorme abanico de posibilidades que tiene el hablar de una generación compuesta por 2.000 millones de personas (8 de ellos en España), porque la gran preocupación –o crítica- que nos suscita esta generación normalmente tiene que ver con sus habilidades comunicativas y capacidad de atención. Los chicos Z, como grandes consumidores de “snack media” que son, tienen poca capacidad de centrar su atención… En una sola cosa, añadiría yo. Pues sí son capaces de tener varios frentes abiertos a la vez.

 

Riesgo de dispersión

Como este artículo consiste en evaluar los beneficios y riesgos de las nuevas tecnologías en estos jóvenes, no puedo dejar de mencionar esa posibilidad de que esta instantaneidad propia de esta era en la que les ha tocado nacer y crecer, les haga desarrollar una mente “multicapaz” pero a la vez mucho más dispersa. Hay algún estudio al respecto, como el elaborado por el National Center for Biotechnology Information (ojo, sobre niños americanos, tengámoslo en cuenta) que dice que hay un 11% de niños entre 4 y 17 años diagnosticados con Déficit de Atención e Hiperactividad.

 
Otro: el National Center for Biotechnology Information ha calculado que los menores estadounidenses pueden mantener su capacidad de atención centrada en un foco una media de 8 segundos, frente al lapso medio de 12 segundos en el año 2000.

La cifra es muy alta –una- y muy baja- otra-, pero a la vez soy bastante recelosa de este tipo de diagnósticos; hasta no contar con estudios rigurosos nacionales, solo me atrevo a dejar esta cuestión sobre la mesa. Sin duda tener buena capacidad de concentración me parece importantísimo, pues los mejores momentos laborales y los grandes logros suelen conseguirse cuando uno entra en estado de flow, por lo que deberemos mirar esta cuestión de cerca para ayudar a nuestros chavales a centrarse, en caso de que realmente se dispersen… y no sepan volver. Porque distraerse, teniendo la capacidad de volver, no es un problema, es sencillamente, a human way of being human.

Lo que no me parece defendible son las teorías de que las redes sociales, con estas nuevas maneras de expresión y estos lenguajes “exprés”, se están “cargando” las mentes, la creatividad y la capacidad comunicativa de los Z. Creo, obviamente generalizando, que ellos saben perfectamente dónde, cuándo, cómo y sobre todo porqué escribir con símbolos o abreviaturas, y cuando –y sobre todo dónde y porqué- escribir como “dios” (léase RAE) manda. No me parece que sea precisamente una generación mal formada ni pasota (ésta, dicen, es una de las más comprometidas con el Planeta tierra y todo tipo de causas. El 95% piensa que debe ayudarse a quien lo necesita, según un estudio elaborado por la inglesa Noreena Hertz).

Ahora, eficientes, efectivos y ahorrativos (de tiempo y también de dinero) lo son un rato. Si realmente es Tavi Gevinson uno de sus iconos y referentes como aseguran, la chica, además de artista y actriz ¡es escritora!  Cómo se expresa otros de sus iconos, Logan Laplante, es este TEDx  tampoco les deja en mal lugar, precisamente. ¡Qué discurso inteligente!

 

Son una generación afortunada, por haber nacido y crecido en armonía con las nuevas tecnologías, las cuales les ayudarán a labrarse sus propios caminos de manera knowmad, responsable e independiente, llenando el mundo de nuevas y frescas ideas: el 72% de los Z quieren abrir su propio negocio; cinco de cada diez jóvenes encuestados por Gallup y Operation HOPE cree que trabajarán por cuenta propia en el futuro, el 63% piensa que el espíritu emprendedor se debe enseñar en la universidad, y el 3% de ellos ya ha creado un negocio ¡antes de cumplir los 20!

Van a hacer cosas que les motive y les emocione.
Van a elegir y a decidir qué les hace felices, y harán de ello su medio de vida.

Yo, cuando sea mayor, quiero ser como ellos.
Son una generación estupenda. Entre otras cosas, porque el cómo les miremos y lo que pensemos de ellos –influencia inevitable en toda persona en periodo de desarrollo y crecimiento- es lo que ellos verán reflejado en nuestros ojos y lo que acabarán adoptando como cierto.

Así que mirémosles y ayudémosles a ser esa gran generación que hará que el mundo sea un poquito mejor.

Feliz semana.

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