Artículo originalmente publicado en el libro “El futuro del trabajo” (Malt, Foxize, Impact Hub).
Slasher. Así es como se conoce a los profesionales multitarea, que colaboran por proyectos con varias empresas a la vez, desarrollando simultáneamente diferentes servicios e incluso carreras. Un perfil cada vez más habitual al que esta analogía encaja como anillo al dedo (slash es la barra oblicua que se usa para/ separar/ unas palabras/ u conceptos/ de otros). Basta con navegar por LinkedIn para detectar en los títulos de los perfiles la cantidad de slashers que esta era digital, líquida y cambiante está potenciando. Pasar de trabajar para una única empresa a muchas, además de una realidad en perfiles freelances, autónomos y emprendedores, también lo está siendo en profesionales contratados, que amplían su experiencia o colaboraciones con el consentimiento y apoyo de su propia compañía (por ejemplo, dando conferencias o participando en un proyecto puntual en otra empresa, startup, etc.).
Es importante no confundirlo con el pluriempleo tradicional, pues no se trata de hacer lo mismo para diferentes empresas a tiempo parcial, sino de adaptar nuestros conocimientos a cada proyecto único, siendo capaces de gestionar varios empleos que son compatibles e independientes de manera simultánea, contando para ello con una variada cartera de servicios y carreras.
En verdad, por muy moderno que sea el término, la definición que contiene es tan antigua como la propia historia del hombre. Pensemos en personajes como Da Vinci, quien hoy en día se presentaría en LinkedIn como Inventor/ Pintor/ Escultor/ Filósofo/ Botánico… Recordemos que no fue hasta la segunda mitad del S.XX (era industrial) cuando se impuso el modelo de trabajo “para toda la vida” en el mismo lugar, con horarios estandarizados. Si buscamos casos más recientes, mencionar por ejemplo a Brian May (guitarrista de Queen) que compatibiliza su labor como músico con el de astrofísico.
Para quienes no habitamos el Olimpo de fama y genialidad, no es necesario tener carreras tan variopintas, pero sí diferentes“activos” y/o actividades (también adaptables) en marcha, que nos permitan construir un Plan B y otro C y otro D… y ser capaces de que convivan al mismo tiempo. ¿Beneficios? Además de la no limitación a un único pagador (el salario proviene de varias firmas) y una mejor construcción de estrategia económica, personalmente creo que la mayor aportación es que te obliga a desarrollar todas esas competencias que mejor encajan con el futuro del trabajo: necesidad de reinvención y aprendizaje continuo, sociabilidad, gestión de la incertidumbre, flexibilidad y adaptabilidad… De ahí que tantos Knowmads (trabajadores del conocimiento) sean también slashers.
¿Retos? Muchos todavía.
Por un lado la organización personal: es una manera de entender el trabajo compleja –por su propia composición líquida y cambiante- que puede ser estresante si no somos autogestores de todo el proceso así como personas organizadas y muy responsables. Y por otro lado aún falta fiabilidad por parte de las compañías. Pues cada empresa sabe que trabajas con otros y deben confiar en que no les afecta a su funcionamiento ni que tampoco se usan sus recursos para terceros. Es un proceso que solo funciona con 100% de transparencia, ética y confianza. Las empresas que contratan a estos profesionales se benefician de tener un especialista que pueda cubrir una necesidad determinada aportando valor y pasión por un tiempo tan corto o largo como lo requiera el trabajo.
Como ya estamos experimentando, las relaciones laborales tienen cada vez un carácter menos exclusivo y mucho más flexible, a lo que hay que añadir la relación win-win (no funcionará de otra manera) de las empresas que externalizan cada vez más servicios con el auge de profesionales que deciden trabajar de manera independiente (en Europa por ejemplo para 2020 el número de autónomos llegará al 40% de la población activa).