LOS SILVERS YA LIDERAN EN EMPRENDIMIENTO

Más allá del romanticismo a emprender, que particularmente sí le veo, ¡es que nos hace muchísima falta!: más del 90% de las empresas en etapa temprana dan empleo al menos de 5 persona, sobre todo si el emprendedor es sénior (datos del GEM, Global Enterpreneurship Monitor). Dicho esto, también hay saber que aproximadamente la mitad de las pequeñas empresas nuevas terminan cerrando en cinco años (¡pero el otro 50% no! Mejor siempre en jarra que en vaso y con cuatro dedos por encima de lo “lleno”). Sin olvidar que cuanto mayores seamos pues lógicamente y a pesar de la nueva longevidad laboral, menos tiempo tendremos para compensar posibles pérdidas, por lo que lo suyo es hacerlo con el riesgo lo más controlado posible -algo que nos ofrecen las “nuevas” metodologías como lean, agile, lean startup, design thinking…

La vida ni se para ni se cierra después de los 40, 50, 60. Se abre. La abrimos.
Es el mejor momento, porque es el que tenemos.

Contrariamente a la percepción general de que el espíritu empresarial está más cerca del esfuerzo y energía de una persona joven, en muchos lugares del mundo las personas mayores son el grupo de edad más emprendedor. Es más, como explico en el libro “Silver Surfers” (LID), los séniors que trabajan por cuenta propia superan a los jóvenes (18 -29). Según datos del GEM, las personas mayores en Estados Unidos que no han abandonado la fuerza laboral por problemas de salud o para jubilarse, poseen negocios en una tasa más alta que cualquier otra cohorte demográfica. Los adultos mayores (los estudios analizan a partir de 50 +) lideran alrededor de un tercio de todas las empresas nuevas en Australia y son el segmento de empresarios de más rápido crecimiento, según una investigación realizada por la Universidad de Tecnología de Swinburne y la Universidad de Tecnología de Queensland. En Europa, dependiendo de la motivación del empresario, la actividad empresarial puede aumentar con la edad. Y esto es un matiz importante porque quienes emprenden “por obligación” o en alguna cosa que no conecta con su propósito interior, son los que acaban en su mayoría en esa mitad de empresas que no llega a los 5 años.

¿Hay entonces diferencias estratégicas importante en el espíritu empresarial en las personas jóvenes y mayores, o no? Bueno, como todo, y con esas pinzas que ya nos hemos acostumbrado a usar, pero parecería que a medida que las personas envejecemos nuestra tolerancia al riesgo disminuye. Algo que se aplica a cualquier esfuerzo financiero y que es normal: tiene que ver con nuestra percepción del tiempo, que nos hace sentirnos como Cary Grant. Por lo demás, los datos presentados por el estudio del GEM demuestran que la prosperidad no tiene límites de edad. En todo el mundo, el impacto económico de las empresas iniciadas y dirigidas por empresarios mayores y de alto nivel es enorme. Los empresarios mayores y mayores plus (75+) están creando empleos para ellos mismos y para otros. Además, estos empresarios aportan miles de millones de dólares/euros en impuestos, ayudando así a rebajar la tensión de las arcas de las pensiones.

Es más, la edad media de los fundadores de las nuevas empresas de más rápido crecimiento es de 45 años, según el Age and High-Growth Entrepreneurship, estudio que también asegura que “un fundador de 50 años tiene 1,8 veces más probabilidades de lograr un crecimiento de cola superior que un fundador de 30 años”. ¿Motivos? Las personas que están mejor preparadas para convertirse en empresarios suelen ser aquellas que tienen niveles más altos de capital humano (educación y experiencia laboral), capital social (red de contactos, network, prestigio…) y capital financiero (activos financieros, ahorros..). Los autores argumentan que estos emprendedores sénior cuentan con una mayor experiencia en administración, marketing y finanzas, así como un conocimiento más rico y profundo de una industria.

Por cierto, que los inversionistas también hacen ageism; según la firma de capital de riesgo First Round Capital, la edad es el mayor sesgo de los inversionistas contra los fundadores (el 37%), seguido del sexo (28%) y la raza (26%). El ageism en tecnología comienza, en promedio, a la edad de 46 años, y más de una cuarta parte de los fundadores dijeron que el sesgo afecta a empresarios de tan solo 36 años.
En total, el 89% de los encuestados dijeron que están de acuerdo en que las personas mayores enfrentan discriminación en la industria tecnológica.

Como curiosidad, por aquello de las carreras no lineales (¡activemos las competencias knowmad!) y que nunca se sabe, el 35% se convirtió en ‘business angel’ tras su experiencia emprendedora, el 30% ocupaba puestos en alta dirección y el 19% eran consultores. 10.000 euros es la cantidad (mínima) que necesitas para convertirte en un ángel (a través de redes ya existentes) y por supuesto hay formaciones donde aprender a invertir bien. Feliz exit.

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